Lun. Nov 11th, 2024
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El club de Fácil Lectura “Amigas y Conocidas” de la Biblioteca Municipal “Antonio Horrillo Arias” de La Coronada, comenzó el pasado día diecisiete sus sesiones habituales de lectura después del verano con el libro, “Bajo el mismo Cielo : el Winnipeg rumbo a Chile” de Núria Martí Constans.

Veintitrés lectoras acudieron a la Biblioteca para participar de la lectura y recrear en ella algunos pasajes de la emigración durante y después de la Guerra Civil Española:

«La generosidad de un poeta y politico de América del Sur, Pablo Neruda, ayudando a más de 2.000 personas la huida a Chile a bordo del Winnipeg».

Teresa y Miranda, una niña de ocho años, quedaron solas y desamparadas después de la muerte de casi toda la familia. La única salida que Teresa encontró, era la huída y el país más cercano era Francia. Andando, cruzaron los Pirineos junto con bastantes más personas y esquivando azarosas el combate perpetrado por Cielo y Tierra en España.

Llegando a la frontera y tras la fortuna de poder entrar en Francia con su hija, se adentraron por el bosque con la incertidunbre de su fortuna.


 Caminando y Caminando llegaron a una masía donde amablemente las recibieron , las dieron de comer y donde se calentaron eternamente agradecidas. Miranda se hizo amiga de la hija de los dueños de la masía, Sara. Teresa les fabricó una muñeca de tela de colores, rellena de paja que les acompañaba con gran alegría en sus juegos por la casa.


Sabían que allí no podrían estar mucho tiempo por las tristes noticias que corrían. Francia estaba en el punto de mira de otra guerra que se preparaba en Europa.

Con la ayuda de Pablo Neruda, poeta y político, y a bordo del barco Winnipeg se pusieron rumbo a Chile. Entristecida por lo que dejaba , Teresa se adaptaba a la nueva situación con la esperanza de encontrar un pais tranquilo. Enseguida se hicieron amigas de Federico, venido de Andalucía y cocinero del barco. Federico y Teresa se sentían bien juntos. El barco reunía unas condiciones bien adaptadas para niños y mayores. Todos colaboraban y aportaban con gran solidaridad la convivencia que les esperaba durante treinta días a bordo.

Miranda echaba de menos a su amiga Sara. A pesar de jugar con niños y niñas en el barco, su muñeca le acompañaba y la consolaba de sus tristezas. El miedo volvió enfurecido en forma de tormenta. Teresa y Federico consolidaron su relación y todo se sobrellevaba algo mejor.

Para combatir las horas y los dias que quedaban en el barco, un grupo de pintores animó a elaborar la bandera de Chile para presentarla una vez llegaran a puerto. Y la noche del tres de septiembre casi un mes después de partir de Francia, ya estaban en Chile. Cánticos, música y lágrimas para recibir a todas las personas que acudían en busca de la libertad.

Una vez en tierra, Teresa, Federico y Miranda decidieron aprovechar la invitación de Delia y hospedarse en su pensión. Buscaron trabajo y dedicieron casarse.

Tras los conocimientos que Federico tenía de cocina, decidieron montar su propio negocio ; allí se asentaron con una nueva vida. Miranda añoraba a su amiga Sara y a través de su muñeca conseguía tenerla un poquito más cerca. Superó sus estudios y consiguó trabajar como profesora y casarse con otro profesor.

El 11 de septiembre de 1973, casi treinta años viviendo en Chile, los militares asaltaron al gobierno y el presidente chileno murió. Sara no soportó la inseguridad que se vivía en el país de acogida y decidió regresar a su Cataluña natal y a Francia para ver a su amiga.

Sin dudarlo Miranda viajó en avión hacia Barcelona. Al llegar comprobó que nada seguía igual. No encontró el lugar donde se levantaba su casa y desanimada se dirigió a Francia y visitar a su amiga Sara.


Llegó y recorrió el mismo camino y el mismo bosque que atravesó con su madre cuando huyeron de España.

Se dirigió a la masía de la madre de Sara y desgraciadamente estaba vacía y practicamente en ruinas. Tristemente buscó un hostal para pasar la noche y allí afortunadamente encontró a Sara ; se abrazaron, saltaron, charlaron y pasearon recordando y comentando que la historia se repetía de nuevo en Chile.


Y así, mirando al cielo comprobaron que la estrellas y el cielo de Francia eran las mismas estrellas y el mismo cielo de Chile.

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Una lectura compartida, fácilmente entendida y que conserva la esencia de sus argumentos.

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Una buena manera de retomar el hábito lector ; una decisión inteligente para todas aquellas personas que aprovechan esta oportunidad como herramienta de integración y de formación personal.

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