Su edificio más destacado es la iglesia de San Bartolomé, que se encuentra en un extremo de la población. Se trata de una peculiar realización originaria del siglo XVI, en la que se distinguen acusadamente las distintas fases constructivas.
La cabecera, más antigua, resulta de enormes proporciones y a ella se aneja la reducida nave sobre la que se adosa una pequeña torre más baja que la capilla mayor.
Sobre las portadas, de elemental traza clasicista, luce el escudo alcantarino. En el interior, de aspecto arcaizante, destacan las pinturas que decoran la cúpula de la capilla del Cristo y los lunetos de las ventanas, así como el púlpito granítico, también ostentando la Cruz de Alcántara
En sus afueras se halla la ermita de Santa Ana, interesante realización reducida a un pequeño cuerpo cuadrangular encalado, con estribos angulares y severa portada de piedra. Más alejada, próxima al río Zújar, ocupando un alcor sobre un paraje desprovisto de arbolado y duro, aunque de indudable encanto, se enclava la ermita de Ntra. Sra. de la Piedad, también conocida como Santa María del Zújar. Configura un complejo de sabor popular de origen medieval, conectado con los itinerarios de la Mesta, en uno de cuyos descansaderos se localiza. Cuenta con atrio porticado, remate de espadaña y variada volumetría en los restantes componentes. Su angosta espacialidad interior se resuelve mediante arco de gran desarrollo en anchura y escasa altura, contando con cúpulas en la cabecera y camarín.