Buenas noches a todos,
Si hay un día en el que todos los corazones de los coroneles y coronelas están sincronizados, es el 23 de agosto de cada año. Es TIEMPO DE REENCUENTRO. En primer lugar, saludo a las autoridades aquí presentes, a mi pueblo, a los coroneles y coronelas habituales y a los que cada año regresan. A las personas que nos visitan, espero que queden impregnados del magnetismo de estos días.
Quiero hacer una mención especial a los pregoneros que me han antecedido. Agradecer a la corporación municipal, y en especial, a nuestro alcalde D. José María Sánchez, el que haya pensado en mí para dar el pregón de 2015. ES TODO UN HONOR.
Para los que no me conocéis, me llamo Matilde Escobar Blázquez y soy coronela desde la cepa. Nací en la calle Núñez Castilla, actualmente calle Hernández Gil. En mi opinión, cada uno tiene la familia que quiere formar, yo incluyo en la mía a mis vecinas: Angelita (por estar siempre a mi lado), Justa (por sus consejos), Pepa (por hacer sencillas las cosas difíciles) y Rita (por su ternura).
Mis padres son Cándido y Jeni. De mi padre he heredado la inquietud de aprender y el concepto de familia. Mi madre ha sido uno de los pilares fundamentales de mi vida. Su legado fue excepcional. Me transmitió dignidad y lucha hasta el último momento de su vida. Físicamente, hace ya muchos años que no está con nosotros, pero en mi pensamiento, todos los segundos del día.
Siempre he formado parte de una familia extensa y unida; en mi casa hemos convivido tres generaciones, mis abuelos Víctor y Eusebia, mis padres, hermanos y tíos. De sangre tengo 2 hermanos, pero mi corazón siente que tiene 4: José Mª, Justo, Piedad y Manolo, además de 6 sobrinos. Dar las gracias a mi hermana Piedad por su apoyo incondicional y a mi hermano José Mª y a mi cuñada Silvia, por dar futuras generaciones al apellido Escobar con mis sobrinos Isaac y Eric. Ellos me enseñan todos los días a ser mejor persona.
Tuve el privilegio de compartir mi vida con la mejor persona del mundo, mi tío Justo y con mi tía Isabel que me quiso como una hija. Cuando me daban vacaciones, mi tía Chari venía a por nosotros, nos montaba en el tren hasta llegar a Alicante. Allí, nos esperaban mis tíos y primos y nos íbamos todo el verano al Pilar de la Horadada.
Cuando pienso en mi infancia, no puedo evitar sonreír al recordar los juegos de mi época. ¡Qué poco necesitábamos para pasarlo bien!: jugando a las casitas en el cerro campo santo, a la comba con sus mordas, al truco, al escondite….
De mi etapa escolar, en mi escuela Ntra. Sra. de la Piedad, conservo las mejores enseñanzas posibles, las que me transmitieron mis maestros. De ellos, aprendí la importancia de los valores como el esfuerzo y la constancia. Aquí se cimentaron las bases de mi formación futura.
Tengo un sentimiento entrañable al recordar cómo íbamos andando juntos, todos los niños de la calle, a la escuela y los mayores tenían la responsabilidad de cuidar y proteger a los más pequeños.
Es cierto que cuando más se extraña lo que se tiene es cuando uno está lejos. Lo comprobé en mis años universitarios al estar grandes periodos de tiempo fuera de mi pueblo. Porqué, aunque el Casco Histórico de Cáceres es espectacular y la Plaza Mayor de Salamanca es indescriptible, no tiene comparación con: el Pilar viejo, la Iglesia de San Bartolomé y la ermita de Santa María.
Soy una persona afortunada porque trabajo día a día en algo que me gusta y me apasiona. Y lucho con firmeza por algo en lo que creo. Mi trabajo diario me pone todos los días a prueba. Hoy especialmente, porque al recordar a mis enfermos de Alzheimer y pensar que ellos no podrían expresar con palabras sus vivencias, me entristece, aunque sé que ellos podrían expresarlo a través del lenguaje universal, el del CARIÑO.
Aprovecho esta oportunidad para agradecer a mi pueblo la solidaridad que muestra en cada uno de los actos que organiza mi Asociación “AFAD Recuerda Extremadura”, lotería, festivales, desfiles,… y como no, ese fútbol sala 24 horas; donde participaron todas la asociaciones, comercios, bares y muchos voluntarios, poniendo de manifiesto vuestra confianza, apoyo y generosidad.
Es cierto que mirando el presente de nuestro pueblo, ha progresado mucho en poco tiempo. Se han reformado muchas infraestructuras, se han creado servicios y recursos nuevos necesarios para la población. Pero, lo más importante, es que, aunque estamos evolucionando hacia una mejora de nuestra calidad de vida, estamos preservando la esencia y la identidad que caracteriza a nuestro pueblo y a su gente, La Coronada.
Pertenezco a la “Quinta del 72”. Nos reunimos una vez al año, desde hace 8, con la finalidad de compartir nuestras vidas, añorando a los compañeros que ya no están: Mauricio José de la Peña y José Manuel Fernández. Siempre he tenido la firme convicción de que son las relaciones con las personas las que dan auténtico valor a la vida, por ello, conservo, amigos desde mi infancia y otros que he tenido la gran fortuna de conocer a lo largo del camino.
Quiero decir alto y claro, que los verdaderos protagonistas de este momento, sois vosotros, la gente de mi pueblo. Os animo a vivir nuestras fiestas patronales en hermandad y alegría, recordando con ternura a los ausentes. Y trasmitir a las generaciones futuras el sentimiento y arraigo de las tradiciones. A seguir trabajando todos unidos por el presente y el futuro.
¡FELICES FIESTAS A TODOS!
¡VIVA SAN BARTOLO!
¡VIVA LA VIRGEN DE LA PIEDAD
NOTA: Autora del Texto, Matilde Escobar