El pasado día quince de febrero, el segundo grupo del club de fácil lectura «Amigas y Conocidas» celebraron nueva sesión con el libro «Cruce de Mundos». Ocho lectoras acudieron y retomaron la historia en capítulo diez.
10.KIMUNGUIÑE COMETE UN ERROR
Kimunguiñe vio en los campos de Jetró a una chica que pensaba estaría robando. Enseguida la echó a pedradas. Al enterarse Jetrò, se enfadó porque sabía que no sería una ladrona, si no una pobre chica que iba a rebuscar algo de comida para poder comer.
Kimunguiñe le confesó que una de las piedras que le había tirado, le había hecho una brecha en la cabeza. Jetró preparó comida y en compañía de Kimunguiñe fueron a buscar a la chica. La encontraron y se disculparon ofreciéndoles la comida que preparaban para ellas. Además les propuso que mientras estuvieran por allí Tanit(que era como se llamaba la chica) se acercaran todas las tardes a casa y compartieran la comida.
11.LOS TRES SE HACEN AMIGOS
Tanit volvió a los campos de Jetró a espigar sin nungún problema. Una mediodía, se acercaron Kimunguiñe y Jesé a la chica para ofrecerles su pan. La chica preguntó porqué los hermanos no se parecían. Kimunguiñe le contestó que Jetró era su segundo padre, que Jesé no era su hermano de sangre.
Los tres se hicieron amigos y quedaban en verse cada día. Kimunguiñe les explicó que según los sabeos, cuando alguien comparte sangre o alimentos, ya pertenecen a una misma familia. Entonces
Tanit pensó que ya eran los tres una familia porque habían compartido los alimentos. En realidad se habían hecho muy buenos amigos y sellaron un pacto, se pincharon con un cactus y chuparon la sangre para que su unión fuera más fuerte.
Una noche tumbados y mirando las estrellas, Kimunguiñe les contó que echaba de menos su país, los antílopes, las gacelas, el avestruz, el mono……les contó como eran las casas y les habló del rey de su tribu. Cada uno habló de sus países. Jesé contó que en Israel había también diferentes tribus: labradores, pastores…., todos hacermos un poco de todo, dijo. Tanit expuso que en su país solo había comerciantes y artesanos y que tenían que comprar el trigo y el aceite.
Sor era una isla y por eso su pueblo era de navegantes. Al cabo de un rato les rindió el cansancio y se durmieron después de una jornada de trabajo.
12.QUÉ MÁS DA EL NOMBRE DE LOS DIOSES
Hacía calor. Los tres amigos se habían subido a una higuera y le pidieron a Kimunguiñe que les contara cosas de su tribu. Ya sabían que Dengdit era su dios. Al momento Jesé continuó diciendo que el dios se llamaba Yahvé. Y Tanit les cortó diciendo que Dengdit, Baal y Yahvé eran los mismos, solo que en cada país se llamaban de una manera.
A los chicos les encantaba que Kimunguiñe les hablara de las tribus de su país. Les habló de los il-oikop, pastores guerreros que algunas tribus les llamaban «Mariposas blancas», llevaban bastón y lanzas ; los chicos iban con pendientes de moluscos de ríos y las chicas pintadas de rojo. Les dijo también que conoció a otra tribu los masáis. Tanit, se reía pues no sabía que existieran aquellas tribus.
Lo que si se dieron cuenta era que, su amigo Kimunguiñe echaba mucho de menos su país.
13.LA FIESTA DE ACCIÓN DE GRACIAS POR LA COSECHA
Era época de cosecha y tocaba transportar las gavillas de trigo, pisotear las espigas y separar el grano de la paja ; todo ello con la ayuda de los asnos, el trillo y el viento.
Tabita y la madre de Tanit se habían hecho muy buenas amigas. Una tarde las mujeres agitaban con fuerza un palo y a Kimunguiñe se le vino a la memoria una historia: » Al principio de los tiempos, el cielo y la tierra estaban muy cerca, y el primer hombre y la primera mujer eran muy felices. Dengdit daba cada día un grano de mijo. Pero en una ocasión la mujer cogió màs grano del que le correspondía y para ello necesitaba una piedra más grande y larga para molerlo. La subía alto y la dejaba caer de golpe para moler mejor el mijo. Un día la subió tan alto que golpeó el cielo. Desde entonces Dengdit y el cielo se alejaron y los hombres tuvieron que trabajar y soportar el dolor y la muerte.
Jesé enfadado maldijo a la mujer por tan estúpida hazaña, pero Tanit no comprendía porqué los israelitas tenían tanta manía a las mujeres y comparó la leyenda de Kimunguiñe con la de Yahvé, donde la mujer comió del fruto prohibido e invitó al hombre a hacerlo también. A partir de entonces los hombres y las mujeres tuvieron que trabajar y sufrir enfermedades apareciendo la muerte sobre la tierra.
Jesé quedó maravillado por la coincidencia. Pocos días después llegó la fiesta del Shavuot, la fiesta de después de la siega. Jetró daba las gracias a Jahvé por ofrecerles un país tan fértil y en paz. Tanit y su madre (pensaban ellos) que también oraban a sus dioses pues el algunos momentos se alejaban del grupo. La cuñada de Jetró no estaba muy de acuerdo con la confianza dada a Tanit ,a su madre y a Kimunguiñe, tenía miedo, un miedo sin explicación.
14. LA LUNA ES IMPORTANTE
Los chicos comenzaron a discutir el día de la fiesta del Rosh Hashaná, fiesta del Nuevo Año Israelita. A unos les gustaba la luna, a otro el Sol y a Kimunguiñe se le ocurrió una canción que conocía y que hablaba del Sol y la Luna:
«Cuando Dengdit creó todas las cosas, creó el Sol.
Y el sol muere y nace y vuelve a nacer.
Dengdit creó la luna.
Y la luna nace y muere y vuelve a nacer.
Y creó las estrellas………»
Después Jesé dijo que sabía una historia que hablaba de la luna:
«Como la luna quería vencer al sol-continuó Jesé-,
Dios la condenó.
Yahvé creó el Mundo. Estaba vacío. La Tierra era negra y no daba frutos.
La Tierra se quejó y Dios la llenó de criaturas vivientes. Creó el sol y la luna.
Al principio tenían el mismo tamaño y poder.
Eso no gustó a la luna y pidió a dios que el sol fuera más débil.
Ante tanta ambición, dios condenó a ser la sombra del sol.
Tendría menos luz y así nadie les confundiría. Ella compartiría la luz con las estrellas.
Después la luna fue disminuyendo y perdió luz».
Al final Tanit se entristeció por la pobre luna aunque los otros la convencieron diciendo que todo era un cuento.
15.LA VIDA CONTINUA Y PASAN ALGUNAS COSAS
LLegó la vendimia y Jetró contrató gente para hacerlo. Jesé comentó lo rara que veía a Tanit pero Kimunguiñe comprobó que era mútuo. Se alegraron al comprobar los primeros zumos que salían de la uva y comentaron el proceso hasta convertirse en vino.
Kimunguiñe trataba de consolar a Tabit que ultimamente le pasaban cosas extrañas.
Jesé y Tanit intentaban hacer la paces. Mientras tanto recogían las aceitunas de los olivos de Jetró para el aceite. Aprovechaban el aceite refinado para llenar las lámparas que les daba luz. El más refinado para cocinar. Las mujeres hacían unos ungüentos para curar las heridas con él.
Durante la fiesta del perdón, el Yom Kipur, Jesé y Tanit consiguieron hacer las paces.
16. KIMUNGUIÑE HABLA DE LOS LUGARES POR DONDE PASÓ ANTES DE SER ESCLAVO.
A los tres amigos les gustaba contar historias. Las que más les gustaban eran las que Kimunguiñe les contaba sobre su peregrinaje que le llevó a ser un esclavo. Entre todas las historias que contó, hubo una -dijo- que le gustaría mucho a Tanit.
Las mujeres de un bando, algunas veces amamantaban a los bebès de otro bando. Eso significaba la paz, pues cuando los niños compartían la leche materna era motivo de muy buena convivencia.
Echaba de menos su ciudad de Sor. Dijo que los caravaneros no le dejaron volver a casa, que le ataron y que estuvo muchos días retenido junto a ellos en la caravana. Al cabo de un tiempo llegaron a puerto y allí le vendieron a los sabeos.
17. LA GUARDIA DEL REY PROVOCA UN GRAN REVUELO
Cada miembro de la familia tenía y se dedicaba a una tarea.
Unos soldados llegaron en busca de Jetró, pero Tabita se extrañó y les dijo que no se encontraba en la casa en ese momento. Ella en lo primero que pensó era que igual los soldados querían llevarse a los hijos al templo de Shelomo.
Tabita tenía que avisar a Jetró antes que los soldados le encontraran. Avisó a Tanit para que fuera a avisarle sin que nadie supiera de tal acción. Cuando Jetró vio llegar a Tanit se asustó e inmediatamente se puso manos a la obra. Aconsejó a su hijo y a Kimunguiñe a que se dirigieran a Damasco para evitar que les obligaran a trabajar como esclavos.
Obedecieron a Jetró y esperaron al anochecer para escapar con más seguridad siempre atento a las instrucciones de Jetró.
Hasta aquí llegaron con la lectura y se despidieron hasta el próximo día uno de marzo. con la lectura.