Mié. Dic 4th, 2024
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El club de fácil Lectura «Amigas y Conocidas» comenzaron una nueva lectura con el título «El Conde de Montecristo» de  Alexandre Dumas en adaptación de Ana Crespo.

 Catorce lectoras  compartieron los nueve primeros capítulos del libro en una primera sesión.

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«Edmundo Dantés, joven marinero, alto, delgado, ojos claros  y pelo oscuro estaba a punto de ser nombrado capitán del barco llamado Faraón y de casarse con su amada Mercedes.


 Pero a pesar de ser un muchacho valiente, decidido y honrado, no se imaginaba que algunos enemigos le rondarían para interferir en sus planes.


 Danglars, contable del Faraón y Fernando, enamorado también de Mercedes le deseaban lo peor y comenzaron una conspiración contra él.


 Danglars maquinó una estrategia para denunciar a Edmundo Dantés. Justo en el momento que celebrada su compromiso con Mercedes fue detenido por un comisario de policía y cuatro gendarmes.


 Su amigo, el señor Morrel se preocupó por saber las causas de su arresto, y apenado informó que le acusaban de bonapartista, un traidor que conspira contra el Rey.


 Tras los interrogarios con el fiscal Villefort (hombre ambicioso) y a pesar de que el propio fiscal creia en su inocencia, no se libró de la cárcel. La carta que los gendarmes le arrebataron tras el chequeo confirmaba la implicación del padre del fiscal con los bonapartistas y que conspiraba para que Napoleón volviera a gobernar Francia ; y siendo así, su futuro sentimental correría peligro.

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Edmundo Dantés fue enviado al castillo de If, una cárcel donde encerraban a los criminales más peligrosos y allí fue destinado a una mazmorra sin apenas ver la luz del sol.

Mercedes y el señor Morrel se preocuparon por demostrar su inocencia pero el juez Villefort les despachaba con desplantes y mentiras. Pasó el tiempo, murió su padre, gobernó nuevamente Napoleón y éste después de cien días fue nuevamente derrotado ; los amigos de Edmundo iban perdiendo toda esperanza de libertad.


Edmundo iba cayendo en la desesperación , se negó a comer y solo deseaba quitarse la vida.

Gracias al abate Faria, un preso veterano que su única obsesión era escapar del infierno de la prisión y que dedicaba cada minuto de su tiempo a cavar su huida hacia la libertad».


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