Amigos y amigas, quiero aprovechar estos días en los que todo el mundo está más tranquilo y relajado para desearos que hayáis pasado unos felices días de fiesta.
Tras la resaca de la Nochebuena y Navidad, de reuniones familiares; reencuentros con el grupo de amigos de toda la vida y otras celebraciones más o menos íntimas y entrañables, nos preparamos para la vorágine que supone despedir un año y comenzar otro.
Desgraciadamente, estoy convencido de que este Fin de año no voy a mirar al moribundo 2012 con ningún atisbo de nostalgia; ciertamente han sido 12 meses cargados de tensiones sociales, desesperanzas, movilizaciones, paro y desahucios; todo bajo el paraguas de un Parlamento que ha legislado a golpe de Decretos y golpes a los derechos.
Desgraciadamente, estoy convencido de que este Fin de año no voy a mirar al moribundo 2012 con ningún atisbo de nostalgia; ciertamente han sido 12 meses cargados de tensiones sociales, desesperanzas, movilizaciones, paro y desahucios; todo bajo el paraguas de un Parlamento que ha legislado a golpe de Decretos y golpes a los derechos.
Pero como soy optimista por naturaleza, quiero abrir los ojos al 2013 lleno de confianza en nuestra fuerza común: deseo, de todo corazón, que no nos pueda el desánimo, que la desesperanza no quiebre nuestras ganas de luchar por nuestros derechos y el de las generaciones venideras; que recuperemos la confianza en nosotros mismos, que busquemos en el compañerismo y la solidaridad la felicidad que ahora mismo nos falta. En fin, deseo que nos dejen seguir avanzando como sociedad civil y democrática, que dejen de decirnos cómo tenemos que ser y cómo tenemos que vivir y simplemente nos dejen ser como siempre hemos sido: animosos, optimistas, trabajadores, luchadores y llenos de vida.
FELIZ 2013.
FELIZ 2013.